Palabras

Las palabras de amor

no nacen de la boca.

Suben desde el vientre,

cruzan el pecho,

y sangran en la garganta

como una flor detenida.


Hay palabras que arden.

Palabras que tienen sombra

y se enroscan como serpientes

alrededor del alma.

Otras tiemblan bajo la lengua,

como ciervos que han visto la luna

y no saben si correr o morir.


Te dije amor

sin pronunciarlo.

Te lo dejé en la huella de mis dedos

sobre la madera dormida.

En los ojos cuando callan

y no saben cómo seguir mirando.

Y aun así,

te dije amor

con la carne abierta

y el corazón sin abrigo.


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