Pudo ser

 

Pudo ser


Pudo ser que tus manos
fueran refugio contra el invierno,
que tu voz, como un río,
me llevara a la calma.

Pudo ser que tu mirada
detuviera la caída de mis días,
y que en tu pecho
mi corazón encontrara su patria.

Pero el destino cerró la puerta
cuando apenas la habíamos tocado.
Y quedamos fuera,
como dos sombras extrañas
temblando bajo la misma lluvia.

Ahora sé:
lo que no fue, duele más
que cualquier adiós.
Y aún así,
guardo tu nombre en mis labios,
como quien guarda
un secreto imposible de callar.

Autora: Rosibel Artavia

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