Carta#9
Corazón Mío :
He sentido tu ausencia como un espejo roto que devuelve fragmentos de mi propio rostro. Te busco en las grietas del aire, en los huecos de las paredes, en las sombras que se extienden largas sobre el suelo. Y sin embargo, hay un guardián cruel entre nosotros: el orgullo de tu corazón, ese jinete con armadura que no se permite desmontar para tender la mano.
Sé que me piensas, lo percibo en los murmullos invisibles que me llegan en la madrugada, como si tus pensamientos fueran pájaros exiliados que cruzan hasta mi ventana. Pero tu boca permanece sellada, prisionera de esa fortaleza inútil que llamas dignidad.
Yo, en cambio, me desnudo ante tu silencio. Te escribo con las palabras manchadas de deseo, con la tinta que sangra de mis dedos cansados. No pido que renuncies a tu orgullo, solo que lo conviertas en puente y no en muralla. Que comprendas que amar no es perder, que rendirse en este campo no es derrota, sino triunfo compartido.
Tu orgullo es un animal salvaje que ruge para no dejarte avanzar. Yo te espero, aún en medio de su rugido. No cierro la puerta, aunque los días se desgasten. Y si alguna vez decides matar a ese guardián, encontrarás mi alma intacta, con los brazos extendidos como ramas de un árbol que no se cansa de esperarte.
Con el temblor de lo eterno,
autora Rosibel Artavia



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