Zoroastro : El Profeta del Fuego y la Verdad
Zoroastro: El Profeta del Fuego y la Verdad
Autora: Rosibel Artavia
Zoroastro, o Zaratustra, fue uno de los pensadores religiosos más influyentes de la antigüedad. Aunque la historia de su vida está cubierta por la incertidumbre, su legado en forma de himnos, símbolos y enseñanzas éticas lo convierte en una figura clave para entender la evolución de las religiones universales.
Vida y contexto histórico
Determinar con exactitud la época en que vivió Zoroastro es uno de los problemas más debatidos por los estudiosos. Algunos textos tardíos, escritos siglos después, lo sitúan en épocas míticas, miles de años antes de Cristo. Sin embargo, los análisis lingüísticos de los himnos gáthicos sugieren que vivió hacia el segundo milenio a.C., posiblemente entre los años 1200 y 1000 a.C.
Su lugar de origen tampoco es totalmente seguro. La tradición persa lo asocia a la región de Airyana Vaejah, identificada por algunos con zonas del noreste de Irán o del actual Afganistán. Lo que sí parece claro es que perteneció al clan Spitama, que su padre se llamaba Pourushaspa y su madre Dughdova, y que desde joven se apartó de las creencias ritualistas de su tiempo para buscar una verdad más profunda.
Según la tradición, a los treinta años recibió una revelación de Ahura Mazda, el dios supremo, quien le mostró que el mundo es escenario de una lucha entre el bien y el mal, y que la humanidad tiene un papel decisivo en esa batalla.
Textos antiguos y fuentes
La principal fuente sobre el pensamiento de Zoroastro es el Avesta, conjunto de textos sagrados del zoroastrismo. Dentro de él, los Gathas ocupan un lugar central. Estos himnos, redactados en un lenguaje muy arcaico, se consideran obra directa del profeta. Contienen plegarias, reflexiones y enseñanzas morales que marcan la diferencia con las religiones politeístas contemporáneas, al proponer un principio supremo: Ahura Mazda.
Otros textos del Avesta, como el Vendidad o el Yasna, complementan la tradición ritual y jurídica, pero es en los Gathas donde se aprecia con mayor claridad la voz personal de Zoroastro.
Además, existieron obras hoy perdidas, como el Spand Nask, que narraba episodios de su vida y contenía explicaciones teológicas. Aunque no se conserva, fue citado en compilaciones posteriores.
Durante la época sasánida (siglos III-VII d.C.), se escribieron textos en lengua pahlavi que consolidaron la tradición zoroástrica. Entre ellos destacan:
El Bundahishn, una cosmogonía que explica la creación, la lucha entre Ahura Mazda y Angra Mainyu, y el destino final del mundo.
El Libro de Arda Viraz, relato visionario del más allá, con descripciones de cielo, infierno y juicio.
El Wizidagiha-i Zadspram, que ofrece detalles sobre la vida del profeta y aspectos doctrinales.
Estas fuentes, aunque posteriores, ayudan a reconstruir tanto la biografía legendaria como el sistema religioso que se desarrolló a partir de sus enseñanzas.
Doctrina y principios
El zoroastrismo gira en torno a la noción de dualismo ético. El universo es escenario de una batalla entre las fuerzas del bien y del mal. Ahura Mazda representa la verdad, la luz y la bondad, mientras que Angra Mainyu encarna la mentira, la oscuridad y la destrucción.
A diferencia de otros sistemas religiosos antiguos, Zoroastro no predicó una sumisión ciega al destino, sino la responsabilidad moral individual. Cada persona debe elegir entre el bien y el mal, y esa elección determina el destino tanto personal como colectivo.
La enseñanza ética se resume en tres principios que definen la vida del creyente:
1. Buenos pensamientos.
2. Buenas palabras.
3. Buenas acciones.
El zoroastrismo también introdujo conceptos que influirían en otras religiones posteriores: la resurrección de los muertos, el juicio final, la recompensa eterna para los justos y el castigo para los malvados.
Culto y símbolos
El elemento central del culto fue el fuego, entendido no como deidad, sino como símbolo de la verdad y de la presencia de Ahura Mazda. Los templos de fuego se convirtieron en espacios sagrados, donde la llama debía mantenerse pura y encendida permanentemente.
El agua, la tierra y el aire también eran considerados elementos sagrados que debían preservarse sin contaminación. Las prácticas rituales incluían oraciones diarias, la recitación de los himnos gáthicos y la observancia de la pureza corporal y espiritual.
Influencia histórica
El zoroastrismo fue adoptado como religión oficial en los imperios persas, desde los aqueménidas hasta los sasánidas. Bajo Darío I y sus sucesores, Ahura Mazda fue invocado como dios supremo en inscripciones reales. Durante siglos, esta fe definió la identidad de Persia y sirvió de fundamento moral y político.
Su impacto trascendió las fronteras persas. Muchos estudiosos consideran que ideas zoroástricas, como el juicio final, el cielo y el infierno, o la figura de un salvador futuro, influyeron en el judaísmo durante el exilio en Babilonia, y de ahí pasaron al cristianismo y al islam.
Declive y supervivencia
Tras la conquista islámica de Persia en el siglo VII, el zoroastrismo fue desplazado como religión oficial. Sin embargo, sobrevivió en pequeñas comunidades en Irán y en la India, a donde emigraron los llamados parsis.
Hoy, aunque reducido en número, el zoroastrismo sigue practicándose. Sus comunidades mantienen templos de fuego, celebran festividades como el Nowruz (año nuevo persa) y transmiten los himnos gáthicos como herencia espiritual.
Relevancia actual
El mensaje de Zoroastro mantiene su vigencia por su énfasis en la ética personal y en la libertad de elección. Frente a visiones deterministas o fatalistas, propuso una religión donde la humanidad participa activamente en la lucha cósmica, inclinando la balanza hacia el triunfo del bien.
En un mundo contemporáneo marcado por dilemas morales, crisis sociales y búsqueda de sentido, su llamado a elegir la verdad, practicar la justicia y preservar la pureza de la naturaleza resuena con fuerza.
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Conclusión
Zoroastro fue más que un líder religioso: fue un pensador que introdujo conceptos que moldearon el desarrollo espiritual de la humanidad. A través de textos antiguos como los Gathas y de las tradiciones transmitidas durante siglos, se conserva su legado: una ética universal centrada en la verdad, la responsabilidad personal y la esperanza en la victoria final del bien sobre el mal.
El zoroastrismo, aunque minoritario en la actualidad, sigue recordando que el fuego de la verdad no se extingue y que la elección humana es la fuerza que define el destino del mundo.



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