Cara de luna
Cara de luna, rostro sereno,
donde la sombra dibuja un beso,
tienes la paz del lago en reposo
y la pureza de un lirio bueno.
Tu faz de nácar, tersa y luciente,
es el espejo donde se ahonda
el cielo entero de la noche blonda,
y el firmamento se vuelve ardiente.
Cuando en la sombra tu frente inclinas,
parece que de tu sien risueña
se desprende una luz que enseña
el camino a las almas divinas.
Cara de luna, no eres de tierra,
eres un sueño de la alta esfera;
por eso acaso cuando te viera,
sentí que el alma se me destierra.
Y te adoré con fe profunda,
como se adora un misterio eterno,
tú, blanca imagen del amor interno,
tú, dulce y melancólica,
cara de luna.



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