Esta pequeña luz
Te amo
como ama el musgo a la piedra:
sin prisa,
sin promesas ruidosas.
Cuando miramos las estrellas
no pedimos nada.
Ellas existen,
y eso basta.
Tu silencio junto al mío
es un campo abierto.
Allí el corazón descansa
como un animal que ha encontrado agua.
No digo “para siempre”.
Digo: ahora.
Digo: esta luz pequeña
que no se apaga.
Si un día el cielo se cierra,
recordaré tus ojos
levantados a la noche,
creyendo.
Y amar será eso:
mirar lo lejano
sin miedo,
con la mano dentro de otra mano.
autora Rosibel Artavia



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