Morir de Amor
Morir de amor
Morir de amor
no es caer,
es quedarse
demasiado vivo
en una sola mirada.
Es dejar que el corazón
pierda su forma
y se vuelva cauce,
luz derramada
que no pide regreso.
Morir de amor
es aceptar el temblor
como destino,
saber que el latido
no se defiende
cuando ha elegido.
No hay grito,
no hay sombra:
sólo una claridad honda
donde el yo se disuelve
y el mundo,
por un instante,
respira en paz.
Morir de amor
es desaparecer sin miedo
en lo verdadero.
autora Rosibel Artavia



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