No sé olvidarte


No sé olvidarte

No sé olvidarte
porque habitas el origen,
como el río recuerda la montaña
aunque ya no la vea.

Fuiste medida del día,
ritmo secreto del cielo;
en tu nombre la luz aprendía
a demorarse.
¿Cómo borrar lo que dio forma
a la mirada?

Los dioses —si aún existen—
pasan por ti sin ruido,
te reconocen.
Yo solo soy un mortal
que guarda en el pecho
una llama que no obedece.

No sé olvidarte
porque el amor no es memoria
sino destino,
y lo que fue verdadero
no se disuelve:
se vuelve fondo del mundo.

Aunque el tiempo me aparte,
aunque la noche cambie de rostro,
seguirás siendo
ese temblor primero
donde el alma,
por un instante,
se sintió en casa.

autora Rosibel Artavia

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