Recuérdame

Recuérdame

Recuérdame
cuando el día se vuelve sencillo
y el mundo cabe en una taza de silencio.

No me busques en grandes gestos:
estoy en la manzana partida en dos,
en la ventana que respira al amanecer,
en el pan que aún conserva el calor de las manos.

Recuérdame
como se recuerda un sendero breve
que sabe llegar sin ruido.
Como el árbol que no presume
pero da sombra exacta.

Si el amor es esto —
un acuerdo secreto con la luz—,
entonces quédate.
Y cuando dudes,
recuérdame.

autora Rosibel Artavia

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