Un lugar para los dos


Un lugar para los dos

Hay un claro donde el día aprende
a decir tu nombre sin temblar,
un sitio pequeño como un latido
y vasto como la promesa del alba.

Allí la tarde se sienta despacio,
no pregunta, no hiere, no exige.
La hierba escucha nuestros silencios
y el viento guarda lo que no decimos.

No es un reino ni un sueño altivo,
es apenas un banco de luz,
dos sombras que se reconocen
como si siempre hubieran sido una.

Tu risa ordena el mundo,
mi calma se parece a tus pasos.
Nada nos pertenece
y por eso todo es nuestro.

Si el tiempo pasa —que pase—,
si cambia el cielo —que cambie—,
este lugar seguirá naciendo
cada vez que tus ojos me miren.

autora Rosibel Artavia

Comentarios

Entradas populares